¿Qué es la responsabilidad social corporativa y cómo aplicarla en tu empresa?

La responsabilidad social corporativa (RSC) es el compromiso voluntario de las empresas con el desarrollo sostenible, el respeto a los derechos humanos, la diversidad y la inclusión. La RSC no solo beneficia a la sociedad y al medio ambiente, sino que también aporta ventajas competitivas a las empresas que la practican, como mejorar su reputación, fidelizar a sus clientes, atraer y retener el talento, reducir costes y riesgos, e innovar.

En este post te explicaremos qué es la RSC, qué beneficios tiene, qué normas y estándares existen para medirla y cómo puedes aplicarla en tu empresa con ejemplos de buenas prácticas.

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¿Qué es la RSC?

La RSC se define como la contribución activa y voluntaria de las empresas al mejoramiento social, económico y ambiental, más allá de lo que establecen las leyes y los convenios. La RSC implica que las empresas asuman su responsabilidad por el impacto de sus actividades en la sociedad y el planeta, y que actúen de forma ética y transparente con todos sus grupos de interés: clientes, proveedores, empleados, accionistas, comunidades locales, administraciones públicas, etc.

La RSC se basa en tres pilares fundamentales: el económico, el social y el ambiental. Estos pilares se conocen como las tres P o triple bottom line: profit (beneficio), people (personas) y planet (planeta). La RSC busca que las empresas generen valor en los tres ámbitos, sin sacrificar uno por otro, y que lo hagan de forma equilibrada e integrada.

¿Qué beneficios tiene la RSC?

La RSC tiene múltiples beneficios para las empresas que la implementan. Algunos de ellos son:

  • Mejorar la reputación y la imagen de marca. La RSC ayuda a crear una identidad corporativa positiva y diferenciada, que genera confianza y credibilidad entre los consumidores y la sociedad. Según un estudio de Nielsen, el 66% de los consumidores globales están dispuestos a pagar más por productos o servicios de empresas socialmente responsables.
  • Fidelizar a los clientes. La RSC permite crear una relación más estrecha y duradera con los clientes, al satisfacer sus expectativas y necesidades, y al ofrecerles productos o servicios de calidad, seguros y respetuosos con el medio ambiente. Según un estudio de Cone Communications, el 87% de los consumidores globales tienen una imagen más positiva de las empresas que apoyan causas sociales o ambientales.
  • Atraer y retener el talento. La RSC favorece un clima laboral positivo, basado en la confianza, el respeto, la igualdad y la participación. La RSC también implica ofrecer condiciones laborales justas, oportunidades de desarrollo profesional, formación continua y medidas de conciliación. Todo ello contribuye a aumentar la motivación, el compromiso y la productividad de los empleados, así como a reducir la rotación y el absentismo. Según un estudio de Deloitte, el 77% de los trabajadores globales consideran que la cultura corporativa es muy importante para su satisfacción laboral.
  • Reducir costes y riesgos. La RSC implica adoptar medidas de eficiencia energética, gestión de residuos, prevención de riesgos laborales, cumplimiento legal y ético, etc. Estas medidas permiten ahorrar recursos, evitar multas o sanciones, minimizar impactos negativos y prevenir crisis o conflictos.
  • Innovar. La RSC estimula la creatividad y la capacidad de adaptación de las empresas ante los cambios sociales, económicos y ambientales. La RSC también implica incorporar criterios de sostenibilidad en el diseño y desarrollo de nuevos productos o servicios, que respondan a las demandas actuales y futuras del mercado.

¿Qué normas y estándares existen para medir la RSC?

La RSC es un concepto amplio y dinámico, que no tiene una única definición ni una única forma de aplicarse. Sin embargo,
existen algunas normas y estándares internacionales que sirven como referencia o guía para medir la RSC de las empresas. Algunos de ellos son:

  • Los Principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Son diez principios universales que abarcan los ámbitos de los derechos humanos, las normas laborales, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción. Las empresas que se adhieren al Pacto Mundial se comprometen a integrar estos principios en su estrategia, su cultura y sus operaciones, y a reportar anualmente sus avances y desafíos.
  • Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Son 17 objetivos y 169 metas que buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta y garantizar la paz y la prosperidad para todas las personas para el año 2030. Los ODS son una oportunidad para que las empresas alineen su RSC con las prioridades globales y contribuyan a su consecución.
  • La Norma ISO 26000 de Responsabilidad Social. Es una norma internacional que proporciona orientaciones sobre los principios, temas y prácticas de la RSC. La norma ISO 26000 no es certificable, sino que pretende ser una herramienta de autoevaluación y mejora continua para las empresas.
  • El Estándar Global Reporting Initiative (GRI). Es un estándar internacional que establece los criterios e indicadores para elaborar informes de sostenibilidad o memorias de RSC. El estándar GRI ayuda a las empresas a comunicar de forma transparente y verificable su desempeño social, económico y ambiental, así como su impacto en los ODS.

¿Cómo aplicar la RSC en tu empresa?

La RSC no es algo que se pueda improvisar o copiar de otras empresas. La RSC debe ser coherente con la misión, la visión y los valores de cada empresa, y adaptarse a su contexto, tamaño y sector. No obstante, existen algunos pasos generales que puedes seguir para aplicar la RSC en tu empresa:

  • Realizar un diagnóstico inicial. Consiste en analizar la situación actual de tu empresa en relación con la RSC, identificando tus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas. También implica identificar a tus grupos de interés y sus expectativas, así como los riesgos e impactos asociados a tu actividad.
  • Definir una estrategia y unos objetivos. Consiste en establecer una visión compartida de lo que quieres lograr con la RSC, así como unos objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales (SMART) para cada pilar o tema de la RSC. También implica definir las acciones o iniciativas que vas a implementar para alcanzar esos objetivos, así como los recursos y responsables necesarios.
  • Implementar las acciones o iniciativas. Consiste en poner en marcha las acciones o iniciativas que has definido previamente, siguiendo un plan de acción detallado y un cronograma. También implica involucrar y sensibilizar a tus grupos de interés sobre la importancia y el valor de la RSC, así como fomentar su participación y colaboración.
  • Medir y evaluar los resultados. Consiste en monitorizar y verificar el grado de cumplimiento de los objetivos que te has propuesto, así como el impacto real de tus acciones o iniciativas en la sociedad y el medio ambiente. También implica recoger datos e indicadores cuantitativos y cualitativos que demuestren tu desempeño en materia de RSC.
  • Comunicar y rendir cuentas. Consiste en informar a tus grupos de interés sobre tu compromiso con la RSC, tus objetivos, tus acciones, tus resultados y tus retos. También implica elaborar un informe de sostenibilidad o memoria de RSC que refleje tu gestión responsable y transparente.

Ejemplos de aplicación de la diversidad e inclusión en la empresa

La diversidad e inclusión son dos conceptos clave dentro de la RSC social. La diversidad se refiere a reconocer y valorar las diferencias entre las personas, ya sean de género, edad, origen, cultura, religión, orientación sexual, discapacidad, etc. La inclusión se refiere a garantizar que todas las personas tengan las mismas oportunidades
y condiciones para participar plenamente en la empresa.

La diversidad e inclusión tienen múltiples beneficios para las empresas, como mejorar el clima laboral, aumentar la creatividad y la innovación, ampliar el mercado potencial y mejorar la satisfacción de los clientes.

Para aplicar la diversidad e inclusión en tu empresa, puedes seguir algunos de estos ejemplos de buenas prácticas:

  • Crear un comité o una política de diversidad e inclusión. Se trata de definir los principios, los objetivos y las acciones que vas a llevar a cabo para promover la diversidad e inclusión en tu empresa. También implica asignar responsables y recursos para su implementación y seguimiento.
  • Realizar un diagnóstico de diversidad e inclusión. Se trata de analizar el grado de diversidad e inclusión que existe en tu empresa, tanto a nivel cuantitativo (porcentaje de mujeres, personas migrantes, personas con discapacidad, etc.) como cualitativo (percepción, actitudes, barreras, etc.). También implica identificar las áreas de mejora y las oportunidades.
  • Impartir formación y sensibilización sobre diversidad e inclusión. Se trata de capacitar y concienciar a tus empleados sobre la importancia y el valor de la diversidad e inclusión, así como sobre los beneficios que aportan a la empresa y a la sociedad. También implica fomentar el diálogo, el respeto y la colaboración entre las personas con diferentes perfiles y características.
  • Adoptar medidas de igualdad de género. Se trata de garantizar que las mujeres tengan las mismas oportunidades y condiciones que los hombres en tu empresa, tanto en el acceso al empleo, como en la promoción profesional, la retribución salarial, la formación y la conciliación. También implica prevenir y combatir el acoso sexual y la violencia de género.
  • Incorporar el talento diverso. Se trata de reclutar y seleccionar a las personas basándote en sus competencias y aptitudes, sin discriminar por razones de género, edad, origen, cultura, religión, orientación sexual, discapacidad, etc. También implica adaptar los procesos y los criterios de selección a las necesidades y características de cada persona.
  • Facilitar la accesibilidad e integración de las personas con discapacidad. Se trata de eliminar las barreras físicas, comunicativas y actitudinales que dificultan o impiden el acceso y la participación de las personas con discapacidad en tu empresa. También implica proporcionar los apoyos y los ajustes razonables que necesiten para desempeñar su trabajo con autonomía y calidad.
  • Promover la interculturalidad. Se trata de reconocer y valorar la diversidad cultural que existe en tu empresa, tanto entre tus empleados como entre tus clientes o proveedores. También implica facilitar el aprendizaje mutuo, el intercambio de experiencias y el enriquecimiento cultural.
  • Apoyar causas sociales o ambientales relacionadas con la diversidad e inclusión. Se trata de colaborar con organizaciones o proyectos que trabajan por la defensa de los derechos humanos, la integración social o la protección del medio ambiente. También implica implicar a tus empleados en estas acciones mediante el voluntariado corporativo o la donación.

Conclusión:

La responsabilidad social corporativa es una forma de gestionar tu empresa que te permite crear valor social, económico y ambiental para todos tus grupos de interés. La diversidad e inclusión son dos aspectos esenciales dentro de la RSC social que te permiten aprovechar el potencial humano y cultural que existe en tu empresa.

Aplicar la diversidad e inclusión en tu empresa no es solo una cuestión ética o legal, sino también una cuestión estratégica que te ayuda a mejorar tu competitividad y tu sostenibilidad.

En este post te hemos explicado qué es la RSC, qué beneficios tiene, qué normas y estándares existen para medirla
y cómo puedes aplicarla en tu empresa con ejemplos de buenas prácticas.

Esperamos que te haya resultado útil e interesante, y que te animes a poner en práctica la RSC en tu empresa.

Si quieres saber más sobre la RSC o sobre la diversidad e inclusión, te invitamos a visitar la web de la ONGD SenValos, donde encontrarás más información, recursos y formación sobre estos temas.

También puedes contactar con nosotros si quieres que te asesoremos o te acompañemos en tu proceso de implementación de la RSC en tu empresa.

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